Mantenerse activo es una de las mejores decisiones que podemos tomar para garantizar un envejecimiento saludable. Nadar, caminar o correr son actividades excelentes para el corazón y los pulmones, pero si queremos preservar nuestra salud muscular, proteger nuestros huesos y alejarnos de ciertas enfermedades, el entrenamiento de fuerza es imprescindible. En Bakh tenemos la clave.
La ciencia lo respalda: unos músculos fuertes son un seguro de vida. Envejecer con fortaleza no es solo una cuestión estética, sino una garantía de calidad de vida. La pérdida de masa muscular se ha asociado con una mayor mortalidad, como lo confirman diversos estudios. Por suerte, cada vez es más común ver personas de distintas edades compartiendo espacio en el gimnasio o en clases de entrenamiento funcional. La idea de que la fuerza es un pilar fundamental para la salud está calando hondo, también entre las mujeres, quienes a partir de la perimenopausia enfrentan una disminución de la densidad ósea.
Nunca es tarde para empezar
Si tienes más de 50 años y aún no has incorporado el entrenamiento de fuerza a tu rutina, la buena noticia es que nunca es tarde. Y si en el pasado fuiste activo, tu cuerpo lo recordará: los músculos tienen memoria y responden rápidamente al estímulo adecuado.
Estudios han demostrado que incluso en edades avanzadas es posible ganar masa muscular y fuerza. En una investigación con personas de entre 86 y 96 años que entrenaron con pesas durante dos meses, se observó un incremento del 10% en la masa muscular de sus muslos y una duplicación de su fuerza.
El peligro de la inactividad
La falta de ejercicio tiene consecuencias claras: pérdida de equilibrio, disminución de la fuerza y dificultad para realizar actividades cotidianas. Pero los efectos no terminan ahí. La osteoporosis es un riesgo latente cuando la masa muscular es insuficiente, lo que aumenta la probabilidad de fracturas ante una caída. Además, la inactividad está relacionada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Para contrarrestarlo, el ejercicio de fuerza es fundamental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó en sus recomendaciones de actividad física desde 2010 el entrenamiento de fuerza, sugiriendo que se realice al menos dos veces por semana en todas las edades, incluyendo los mayores de 65 años.
Por dónde empezar
Si te has convencido de la importancia del entrenamiento de fuerza pero no sabes cómo comenzar, aquí tienes algunas opciones:
- Gimnasio: Puedes probar la sala de musculación, donde encontrarás máquinas diseñadas para trabajar distintos grupos musculares. Si eres principiante, contar con el asesoramiento de un entrenador personal te ayudará a estructurar una rutina adaptada a tus necesidades. En Bakh contamos con espacios nuevos y una amplia gama de opciones que te ayudarán a dar ese paso. Puedes consultar a nuestros trabajadores fitness que te guiarán por el mejor de los caminos para que aproveches el tiempo que estás aquí.
- Entrenamiento funcional: Unirte a un grupo de entrenamiento funcional es una excelente alternativa. Estos entrenamientos combinan pesos como mancuernas, kettlebells o bandas elásticas con ejercicios de movilidad y cardio, logrando sesiones completas y dinámicas. En Bakh contamos con varias sesiones programadas al día de esta modalidad.
- Corpore Sano. Si lo tuyo es la prevención, Bakh cuenta con un equipo especializado en espalda y salud con clases específicas que te pueden ayudar en su
- Otras disciplinas: Actividades como el pilates o el yoga también pueden contribuir al mantenimiento de la masa muscular, al mismo tiempo que mejoran la flexibilidad y la movilidad.
Cualquiera que sea la opción elegida, la clave es la progresión: ajusta la carga y la intensidad de acuerdo con tu nivel, sin prisa pero con constancia.
Envejecer no significa perder fuerza. Con el entrenamiento adecuado, podemos desafiar al tiempo y garantizar una vida activa, saludable y plena.
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